miércoles, 26 de agosto de 2009

TUS OJOS

Ojos indefinibles, ojos grandes,
como el cielo y el mar hondos y puros,
ojos como las selvas de los Andes:
misteriosos, fantásticos y oscuros.

Ojos en cuyas místicas ojeras
se ve el rostro de incógnitos pesares,
cual se ve en la aridez de las riberas
la huella de las ondas de los mares.

Miradme con amor, eternamente,
ojos de melancólicas pupilas,
ojos que semejáis bajo su frente,
pozos de aguas profundas y tranquilas.

Miradme con amor, ojos divinos,
que adornáis como soles su cabeza,
y, encima de sus labios purpurinos,
parecéis dos abismos de tristeza.

Miradme con amor, fúlgidos ojos,
y cuando muera yo, que os amo tanto
¡verted sobre mis lívidos despojos,
el dulce manantial de vuestro llanto!

FLORES NEGRAS

Oye: bajo las ruinas de mis pasiones,
y en el fondo de esta alma que ya no alegras,
entre polvos de ensueños y de ilusiones
yacen entumecidas mis flores negras.

Ellas son el recuerdo de aquellas horas
en que presa en mis brazos te adormecías,
mientras yo suspiraba por las auroras
de tus ojos, auroras que no eran mías.

Ellas son mis dolores, capullos hechos;
los intensos dolores que en mis entrañas
sepultan sus raíces, cual los helechos
en las húmedas grietas de las montañas.

Ellas son tus desdenes y tus reproches
ocultos en esta alma que ya no alegras;
son, por eso, tan negras como las noches
de los gélidos polos, mis flores negras.

Guarda, pues, este triste, débil manojo,
que te ofrezco de aquellas flores sombrías;
guárdalo, nada temas, es un despojo
del jardín de mis hondas melancolías.

TU NO SABES AMAR

Tú no sabes amar. ¿Acaso intentas
Darme calor con tu mirada triste?
El amor nada vale sin tormentas,
Sin tempestades el amor no existe.

¿Y con esa frialdad dices que me amas?
No, no es amor lo que hacia mí te mueve
El amor es un sol hecho de llamas
Y en los soles jamás cuaja la nieve.

El amor es un volcán, es un rayo, es lumbre,
Y debe ser devorador, inmenso;
Debe ser huracán, debe ser cumbre,
Debe alzarse hasta Dios como el incienso.

Pero tú, Juzgar que el amor es frío,
Que ha de vivir en corazones yertos;
Con tu anémico amor, anda, bien mío,
Anda al osario a enamorar a los muertos.

RETO

Si porque a tus plantas ruedo
como un ilota rendido,
y una mirada te pido
con temor, casi con miedo;
si porque ante ti me quedo
extático de emoción,
piensas que mi corazón
se va en mi pecho a romper
y que por siempre he de ser
esclavo de mi pasión;
¡te equivocas, te equivocas!,
fresco y fragante capullo,
yo quebrantaré tu orgullo
como el minero las rocas.
Si a la lucha me provocas,
dispuesto estoy a luchar;
tú eres espuma, yo mar
que en sus cóleras confía;
me haces llorar; pero un día
yo también te haré llorar.

Y entonces, cuando rendida
ofrezcas toda tu vida
perdón pidiendo a mis pies,
como mi cólera es
infinita en sus excesos,
¿sabes tú lo que haré en esos
momentos de indignación?
¡Arrancarte el corazón
para comérmelo a besos!

HUMANA

Hermosa y sana, en el pasado estío,
murmuraba, en mi oído, sin espanto:
-Yo quisiera morirme, amado mío;
más que el mundo me gusta el camposanto.

Y de fiebre voraz bajo el imperio,
moribunda, ayer tarde, me decía:
-No me dejes llevar al cementerio...
¡Yo no quiero morirme todavía!

¡Oh señor...y qué frágiles nacimos!
¡Y que variables somos y seremos!
¡Si la tumba está lejos...la pedimos!
!Pero si cerca está...no la queremos!

lunes, 17 de agosto de 2009

Oye la historia que contóme un díael viejo enterrador de la comarca:era un amante a quien por suerte impíasu dulce bien le arrebató la parca. Todas las noches iba al cementerioa visitar la tumba de la hermosa;la gente murmuraba con misterio:es un muerto escapado de la fosa. En una horrenda noche hizo pedazosel mármol de la tumba abandonada,cavó la tierra... y se llevó en los brazosel rígido esqueleto de la amada. Y allá en la oscura habitación sombría,de un cirio fúnebre a la llama incierta,dejó a su lado la osamenta fríay celebró sus bodas con la muerta. Ató con cintas los desnudos huesos,el yerto cráneo coronó de flores,la horrible boca le cubrió de besosy le contó sonriendo sus amores. Llevó a la novia al tálamo mullido,se acostó junto a ella enamorado,y para siempre se quedó dormidoal esqueleto rígido abrazado.
Algo se muere en mí todos los días;la hora que se aleja me arrebata,del tiempo en la insonora catarata,salud, amor, ensueños y alegrías. Al evocar las ilusiones mías,pienso: "¡yo, no soy yo!" ¿por qué, insensata,la misma vida con su soplo matami antiguo ser, tras lentas agonías? Soy un extraño ante mis propios ojos,un nuevo soñador, un peregrinoque ayer pisaba flores y hoy... abrojos. Y en todo instante, es tal mi desconcierto,que, ante mi muerte próxima, imaginoque muchas veces en la vida...he muerto.

lunes, 10 de agosto de 2009

Y me senté en el carro de la sombra, presa del más horrendo paroxismo, y comencé a rodar sobre una alfombra, formada por el cosmos del abismo.y abarqué el infinito en una sola mirada, llena de fulgor intenso... y vi del tiempo la gigante ola rodar al precipicio de lo inmenso. Y vi la eterna procesión de mundos, a través de mi loco desvarío, rodar por dos ignotos y profundos senos inescrutables del vacío. y llamé a Dios, con penetrante acento, con un acento penetrante y hondo, que atravesó, rasgando el firmamento, sin encontrar del firmamento el fondo. Mas, nadie respondióme. En mi agonía, -¿En dónde estás...? -grité de nuevo- ¿En dónde...? Pasó la pesadilla. Hoy todavía lo llamo y todo inútil: no responde.

domingo, 9 de agosto de 2009



Julio Flórez


(Chiquinquirá, 1867 - Usiacurí, 1923) Poeta colombiano, el más popular de los de su tiempo, romántico y becqueriano tardío. De naturaleza enfermiza y de temperamento bohemio y aventurero, pasó algún tiempo en Caracas, fue declarado "ciudadano de honor" en México y estuvo en Madrid como agregado a la Legación de Colombia en España. Su alejamiento de lo nuevo le llevó a ignorar casi el legado de J. Asunción Silva, en contraste con el éxito de su producción. Su nombre aparecía ya en la antología La lira nueva (1886), años antes de que publicara su primer libro, Horas. En su obra se cruzan el fervor religioso, la blasfemia y la entonación pagana; triste y sentimental, su dolor es sincero y con él llega a lo hondo del pueblo y de las cosas. Páginas suyas fueron incluso musicalizadas, como La araña y Flores negras, que alcanzaron gran repercusión pública, ya que gustaba a eruditos y analfabetos. G. Valencia le dedicó Los crucificados, donde Flórez, pesimista y enlutado, recuerda las ocho guerras civiles que asolaron a Colombia de 1867 a 1900. Frecuentó la Gruta Simbólica, cenáculo bohemio de artistas múltiples y fue diplomático en Madrid. Publicó nueve títulos, dos de ellos en España: Fronda lírica (Madrid, 1908) y Gotas de ajenjo (Barcelona, 1909). Fue coronado, poco antes de morir, en su retiro de Usiacurí.